Debería comenzar
pidiéndoles disculpas.
El contrato moral que tenía con ustedes implicaba que yo
iba a publicar una entrada todos los lunes sobre el medio día. Y ustedes la
leerían cuando buenamente pudieran, y alguno de los lectores dejaría la limosna
del comentario. Y esta semana me lo he saltado. He roto el contrato.
La razón estriba en mi pensamiento
idílico que anticipaba que podría escribir una entrada sobre Spa desde mi lugar
de vacaciones (¡Siempre he sido muy cándido!). He de señalar que las entradas
correspondientes a las semanas sin GP (hasta el 19 de septiembre) ya estaban
programadas desde junio y solo han recibido ciertos retoques para ser
publicadas, pero las correspondientes a las semanas de los GP están todas por
escribir. Y esta semana, entre mezquindades, me he puesto a pensar si realmente
debo seguir con ustedes.
Cuando di mi salto al
mundo virtual era consciente que todas las maldades que había encortado,
a lo largo de mi vida en el mundo real, las volvería a encontrar aquí. Solo la
novedad me hizo minimizar estos daños colaterales. Eso, la fe del neófito y mi
candidez supina me hicieron comenzar con mucho ánimo. Pero el tiempo va pasando
y las mezquindades humanas van aflorando y sumando.
Ya me había ido acostumbrando
a que me leyesen ustedes sin dejar ni siquiera una pequeña limosna en forma de
comentario. Ya veía casi normal que en lugar de discutir conmigo de forma
directa y franca, sobre lo que decía en mi blog, sufriese los ataques indirectos
en otros blogs. Ya solo solía esperar el comentario para que se me indicase la
entrada del blog amigo (¿?), que rebatía alguna de las mías. Ya
me había acostumbrado a que mis seguidores me dejasen cuando yo me hacia
seguidor de ellos, o que solo me comentasen cuando yo les había
comentado previamente.
Creo, que frente a estas
pequeñas mezquindades, he sido bastante honrado y sensato, y he seguido
comentando en los disitintos blogs independientemente de las respuestas o comentarios
obtenidos, creo que no he entrado en ninguna polémica visceral y, después de
exponer mi opinión, siempre me he retirado sin subir el tono de la posible
trifulca. Y eso que polemizar conmigo es muy sencillo, ya que no me gusta
ningún piloto, mientras que al resto de bloggers mueren por los arrumacos de
los descerebrados que se ponen delante de los volantes.
Pero en estos días de
vacaciones, al estar en Babia, me han llegado ecos de colegas virtuales,
jactándose de leerme todos los lunes pero no comentándome para que no tuviese
mi blog una sensación de muchos seguidores. Y así en cualquier momento obviarme
por insignificante.
La penúltima ha sido que
incluso mi mentor inicial me ha sacado a la plaza pública para que sea objeto
de mofa y escarnio por parte de todos sus seguidores.
Y esto es un verdadero
salto cuántico en el cúmulo de mezquindades. Como personas cultas (¡Perdón! Se
me olvido que las Ciencias no son cultura en España) deberían saber que cuando
una molécula da un salto cuántico tiene varias formas de eliminar esa energía extra.
La primera es re-emitirla como radicación, volviendo al estado energético
fundamental. Los que me han leído deberían saber que no soy una persona
conformista con la realidad, y no voy a dejar de dar acuse de recibo. No soy el
votante descerebrado español que siempre da su aplauso al mismo partido.
La otra posibilidad que
tiene una molécula de liberar la enérgica obtenida en un salto cuántico
electrónico es transfórmala en energía cinética, movimiento Browniano o
temperatura ¡Vamos! En energía sucia e inservible. Y mi carácter no me permite
almacenar estas mezquindades para en un futuro sacarlas a pasear y tomar
venganza. Por profesión solo intento adelantarme al futuro, olvidándome del
pasado. No va con mi carácter el hacer una nueva re-lectura del pasado para
tomar ventaja en el presente.
Y la última posibilidad
que tiene una molécula en un estado electrónico excitado es usar esa energía para
romper ciertos enlaces y dar lugar a nuevas estructuras …
Cordiales saludos a todos