Primo de Anónimo

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lunes, 27 de agosto de 2012

Algún porcentaje para el campeón

Estimados todas/os/es 

Cada cierto tiempo aparece la pregunta pilotera por excelencia ¿Quién es el mejor piloto de Fórmula Uno de todos los tiempos? Huelga decirles que esa pregunta corre como la pólvora en España, cuando Alonso se muestra en las primeras posiciones de la tabla. Los comentarios en las redes sociales son desde sarcásticos cáusticos hasta bobalicones edulcorados, sobre todo con la posible posición del piloto español.

Independientemente de la opción pilotera que uno defienda, existen varios grupos de comentarios o comentaristas que no son autoexcluyentes y que se podrían agrupan en: 

(a) Los rubaljoy: su frase tótem es que cada época tiene sus campeones y no se pueden comparar unos con otros. Es un principio político muy importante, no digas nada, no hagas nada, no cabrees a nadie y conseguirás ser primer ministro (como nuestros insignes políticos que dan nombre a este grupo y nos han llevado a la quiebra del país, no solo económica sino moral). La verdad es que no dices nada, o bien por anodino o por falta de criterio, y quieres quedar bien con todos. Personalmente son el grupo del que más huyo, ya que no aportan nada al debate inconcluso que es este. 

(b) Los quinceañeros: Su mejor piloto es/fue el que conocieron en la cumbre cuando ellos estaban en ese periodo de la vida. Hasta cierto punto es normal, ya que es en esa verdadera juventud cuando el ser humano está fuertemente influenciado por las descargas hormonales, que nunca se volverán a repetir, y eso hace que todo lo vivido en aquellos dorados momentos sea lo mejor, incluido el piloto de turno. Es difícil hacerles comprender que su realidad y la de otras personas era/puede ser diferente, pero a veces se les convence (o te convencen ellos a ti). 

(c) Los listos: Los llamo así no por su coeficiente intelectual superior a la media, si no por su obcecación por defender el orden de una lista. De tal manera que el mejor es indudablemente el primero de esa lista, sin matices, ni zarandajas. El problema es que si el orden es alfabético a Ascari le toca ser el mejor, y lo defienden sin saber la razón tras de esta defensa. 

(d) Los contemporáneos: Creo que no necesitan más explicación, su mejor piloto es el que está ganando ahora porque la F1 actual es la más … difícil, complicada, igualada, amañada, etc. 

(e) Los manriquianos: Son aquellos que siempre adoran al piloto que ya no está con nosotros, y que acaba de ser bajado del coche por viejo. Su opción es cambiante pero siempre en el pasado. 

Pero el problema de todos ellos, como el de la inmensa mayoría de aficionados a la F1 es que utilizan criterios subjetivos para dar ese título. Y si hablamos de criterios subjetivos, yo adoro al caballero Derek Warwick, pero ni es científica mi afirmación ni se basa en nada medible. Y ahí está el quid de la cuestión ¿Qué números usamos para medir la categoría de un piloto? Desde luego que los logros absolutos no nos dicen mucho. Por ejemplo 50 ¿Es mucho o poco? Pues depende de cuál sea la unidad del número y del contexto. Pero si decimos 50%, ya sabemos que está a mitad de camino de la excelencia. Esos serán los números que presentaré, el porcentaje de pódiums y victorias de un piloto a lo largo de su trayectoria en la F1 (Gráfica primera). Y me circunscribiré a aquellos que han sido tricampeones (o más) y a la tripleta que descuella actualmente. Hay que señalar que mientras para todos los pilotos estos números son inamovibles, incluyendo a Schumacher porque nueve carreas más no van a cambiar substancialmente esos porcentajes, en el caso de Alonso, Hamilton y Vettel esos números pueden ser mejorados o empeorados en función de sus aciertos a la hora de fichar por un equipo que les proporcione un coche ganador. 

Sí me permiten, comencemos por el medio de la gráfica, con Prost y Senna (¡Ese no, su tío!). Los duelos y los ecos de las peleas sobre cuál de los dos pilotos era mejor nos ha llegado a nuestros días. Y aunque muchos nuevos aficionados nunca los vieron correr tienen una idea bastante formada de cuál era el mejor. Por supuesto, el bombardeo del héroe muerto y sus constantes y parciales nuevos documentales han hecho el trabajo. Pero si nos fijamos en el porcentaje de pódiums conseguidos (100 x nº de pódiums/nº de GP) vemos que Prost obtiene un 53% y Senna un 49%, esa diferencia es tan irrisoria que deberíamos decir que con estos números son iguales de buenos. Si comparamos los de victorias, otra vez, es Prost es el que gana (25.6%) frente a Senna (25.5%). Pero ves que esa diferencia es nula. Luego a la hora de conseguir resultados en una carrera, ambos pilotos eran muy buenos. En esos números están Stewart (43.4 y 27.2%), y Schumacher (50 y 30%). Por lo que diferenciar a alguno de estos cuatro grandes campeones es deslizarnos peligrosamente por la pendiente del subjetivismo. Los cuatro deberían estar a la misma altura en el corazón de los aficionados, si no fuese porque los notarios falsarios de la realidad (periodistas) juegan a engrandecer a unos frente a otros (¡Y no estoy escribiendo sobre el alopécico naranja!). 

© PdA
Siguiendo con viejas glorias, podemos ver que Brabham (25.2 y 11.4%), Lauda (31.6 y 14.6%) y Piquet (29.4 y 11.2%) están a un nivel algo inferior, por lo que sí podemos decir que estos fueron un poquito menos buenos pilotos que los cuatro anteriores. 

De estos viejos pilotos, quien emerge en forma de Everest es Don Juan Manuel Fangio, que consiguió el 68.6% de pódiums, en casi ninguna carrera se bajó de esta cajita, y el 47.1% de las victorias. Para aquellos que no se quieran dar cuenta de lo que significa ese número les diré que ganó (sí, ganó) el mismo número de carreras que termino en cualquier otra posición después de ocho temporadas, y habiendo trabajado para cinco diferentes escuderías. Sí señores/as, si alguien se merece el título de mejor piloto de la F1 de toda la historia es el argentino, y déjense de marear la perdiz con alemanes, ingleses o cualquier otra nacionalidad. El mejor fue Fangio. Otra cosa es que a usted personalmente le guste otro. Yo ya mostré mis preferencias. 

¿Y cómo quedan los pilotos actuales? Pues si nos fijamos en el porcentaje de pódiums (42-46%) están en el escalón segundo donde se sitúan Stewart, Prost, Senna y Schumacher. Sin embargo, si nos fijamos en las victorias solo Vettel está en el anterior escalón (23.9%). Mientras que Hamilton (18.8%) y Alonso (16%) se encontrarían en una posición intermedia entre el escalón de Stewart y el de Brabham, o lo que es lo mismo bastante lejos de ser los mejores. 

No solo hay que mirar las tres primeras posiciones para decidir cuál es el mejor piloto. También deberíamos saber algo de su velocidad, o lo que es lo mismo el poncentaje de poles logradas, así como su regularidad o porcentaje de campeonatos logrados (Grafica segunda). Antes de analizar las poles he de recordar a los más jóvenes que hubo un tiempo (el de Senna) en el que había un coche especial para los sábados y otro para los domingos, con ruedas, motores y chasis diferentes, y que por lo tanto un coche el sábado podía ser excepcional y el domingo ser una patata, teniendo un final muy diferente cada coche, salvo en el caso del amigo Andrea de Cesaris, cuyos coches siempre terminaban contra el guarda raíl y con el motor reventado. 

En el caso de las poles, existe un primer escalón ocupado por Brabham (10.6%), Stewart (17.2%), Lauda (14%) y Piquet (11.7%). En el segundo estarían Prost (25.6%) y Schumacher (22.8%). En un tercero deberíamos poner a Magic Senna con un 40.4% y el campeón vuelve a ser Don Manuel Fangio con un 56.9% (¡Más de la mitad de las veces que salió a pista fue el más rápido de todos!). 

© PdA
 Los chicos nuevos están distribuidos en todos los escalones, con Alonso en el primero con solo un 11.7% de poles, Hamilton por encima (21.8%) y solo Vettel (35.8%) deberíamos ponerlo a la altura de Senna, pero lejos todavía de Don Manuel. 

Y por último me gustaría comparar el porcentaje de títulos obtenidos. En un primer escalón deberían estar Brabham (18.8%), Lauda (23.1%), Piquet (21.4%) y Senna (27.2). En el segundo deberían estar Stewart (33.3%), Prost (30.7%) y Schumacher (36.4%). Y como hasta ahora, la corona de hierro es para Fangio con un 62.5% (¡Más de la mitad de temporadas en las que corrió fue el campeón!). 

Tanto Alonso (18.2%) como Hamilton (16.6%) están en el primer escalón y además en la cola, aunque he de decir que si el titulo de este año cae del lado del español, Fernando se pondría cerca de entrar en el segundo escalón (el de Prost) con un 27.3%. Pero repito, debe ganar el título de este año. Y si Domenicali dice que queda mucho trabajo, yo diría que la cosa está muy difícil. Solo Vettel tiene unos números muy interesantes con un 33.3% de campeonatos ganados, a la altura de Prost, y si ganase este año se elevaría a un 50%, con lo que estamos hablando de los grandiosos números del mejor piloto de la Historia de la F1, que es Don Juan Manuel Fangio. 

Probablemente ustedes estarán en desacuerdo con mi clasificación y escalones pero, por favor, para rebatirme pongan porcentajes de lo que quieran, pero números. Si solo ponen subjetividades o listas alfabéticas su opinión será desdeñada. 

lunes, 5 de diciembre de 2011

La ascendencia de los tres mosqueteros

Estimados todas/os/es

El termino de mosqueteros lo suelo utilizar, de forma cariñosa, para referirme a esos tres pilotos que aportan un poquito más a sus escuderías que el resto, haciéndonos disfrutar de sus logros, así como de sus fracasos. Dependiendo del origen, cultura, o incluso, mala baba, hay aficionados que prefieren ver a uno de ellos por encima del otro. Se ciegan iluminando fuertemente sus meritos y tapando todos sus fallos. Pero he de decirles que los veo, a los tres, muy parejos, con pequeñas diferencias que no son significativas a la hora de decantarme emocionalmente por ninguno de ellos. Todo esto me permite repartir halagos, carantoñas y mamporros casi por igual, a cada uno de ellos, y sin distinción. Me da pena, sin embargo, y lo siento por ustedes, que nunca saben cual bandera, de todas, voy a seguir, pero es que soy muy simple o complicado. 

La temporada que ha terminado, si por algo se ha caracterizado es por la rivalidad de los tres pilotos, y sus círculos de influencia, por ser los dignos herederos de Senna, como si este fuese el mejor y único piloto de la historia, olvidando todos los aspectos negativos que siempre lo adornaron y de los que él hacía gala, muchas veces, de forma impúdica. Hamilton se autoproclamó, sin ningún tipo de rubor, el único y verdadero heredero de Magic Senna. Pero no crean que es la única comparación que se ha hecho. También Alonso fue señalado como su heredero, y no lo digo por la torpeza e ignorancia del alopécico verde, que se arroga el papel de único conocedor de la F1 en España, confundiendo apodos ya usados en la F1, y despreciando e ignorando toda la historia de este evento. El último en subir al patíbulo de las comparaciones, para arrogarse el titulo, ha sido Vettel, incluso en sus peripecias brasileñas ¿Pero, realmente, alguno de ellos se parece a Senna? (Nadie se parece a otro, ni siquiera a uno mismo).

Por suerte, y por vejez, puedo hablar en primera persona de la impresión que me causó Senna (el tío) y su irrupción al estrellado a finales de los años 80, principios de los 90. Una de las épocas más bonitas para ser piloto en la F1. En aquel momento, como en este, la F1 no dependía de un único piloto y había al menos una terna de grandes corredores que no se pueden obviar cuando uno habla de cualquiera de ellos. En la terna pasada estaban  Il Leone Mansell, Le Professeur Prost y el ya nombrado Magic Senna. En las líneas que siguen, intentaré comparar a estos antiguos mosqueteros con los actuales, pero siempre en función del recuerdo y la impresión subjetiva que dejaron en mi, y nunca desde una aproximación cerebral y científica. Por lo que si, cuando hablamos de F1, siempre hay varias posibilidades de interpretación, en la entrada de hoy hay hasta seis posibles opciones. 

Por orden cronológico, comenzaré por Nigel Ernest James Mansell, bautizado il leone por los tifosi italianos por su arrojo al conducir un Ferrari (1989-90), y la verdad es que esa es la impresión que quedó en mi mente de su forma de pilotar. Un señor capaz de adelantar a cualquiera en cualquier momento o/y lugar. A modo de ejemplo recordaría su actuación en 1984, en el archiconocido GP de Mónaco (si eres demasiado joven para haberlo visto en directo debes encontrarlo como sea y re-vivirlo ¡Comprenderás perfectamente porque siempre te gustará la F1!). Después de adelantar, con su viejo Lotus, a Prost (¡En Mónaco!), se chocó contra las barreras de protección por su afán de ir más rápido y superar todos los límites. Como consecuencia los jefazos del momento, Gérard Ducarouge y Peter Warr, lo tiraron por agresivo. En 1986, su reventón de la rueda trasera, finalizando el último GP de Australia y perdiendo el campeonato de ese año, todavía está en la mente de muchos viejos aficionados. Al año siguiente, en Silverstone, le recuperó a Piquet (el padre) 30 segundos de desventaja en las últimas 30 vueltas, consiguiendo el record de vuelta rápida en 15 ocasiones consecutivas, y adelantando al brasileño a falta de dos vueltas. El piloto brasileño conducía el mismo FW11B, diseñado por Head, Dernie y Lowe, lo que da una idea de la valia del inglés. Ese mismo año, en Spa-Francorchamps al forzar el adelantamiento sobre Senna, este le cerró y chocaron. Acto seguido y en el box de Lotus, el británico hizo un uso desmedido de la testosterona (¡En privado!). En 1989, en el ratonero circuito de Hungría remontó desde la posición duodécima, pasando por encima de Senna, en lo que desde entonces se llaman las Eses de Mansell.



El "por fuera" a Berger en el circuito mejicano de los Hermanos Rodríguez en 1990, también, fue calificado en su momento como de imposible, al igual que la pasada a Prost en Magny-Cours de 1991, o los adelantamientos concadenados a Schumacher, Berger y Senna, en Montmeló ese año. Otra de sus características fue la de recibir sanciones por llevar a cabo acciones que a veces pasaban inadvertidas, y sobre todo por ser la fijación compulsiva de Piquet que lo despreció llamándolo entre otras cosas “tonto ignorante”, “piloto de cazabombarderos”, incluso se atrevió a meterse con la belleza de su mujer, Roseanne, y su mal criterio para elegir compañeras. 

¿Qué piloto es capaz de hacer los adelantamientos más impensables hoy día? ¿Qué piloto está sufriendo sanciones que antes ni le rozaban? ¿Qué piloto tiene una relación especial con un compañero brasileño? Sí, para mí el verdadero heredero de Mansell es Hamilton. 

El siguiente mosquetero antiguo es Alain Marie Pascal Prost, bautizado le professeur, por sus compatriotas, debido a su aproximación intelectual y científica al mundo de la conducción en la F1. Prost es uno de los pocos grandes pilotos cuyos progenitores no poseían una importante fortuna o estaban inmersos en alguno de los aspectos del mundo del motor. De hecho, sus padres eran artesanos de la madera y distribuidores de muebles. Si algo caracterizaba a este piloto es que siempre parecía que iba extremadamente lento en su deambular por la pista, aunque sus tiempos mostraban que estaba en registros de vuelta rápida, una vuelta y otra, y otra, sin descanso prácticamente, y eso era debido a su técnica de conducción rápida, efectiva y a su estrategia superior al resto de adversarios. Su trato exquisito con las gomas y con los frenos siempre fue admirado por todo el mundo. Es el piloto que, quizás, tuvo que luchar más por hacerse un hueco, ya que le toco vivir frente a muy grandes pilotos, siendo el eslabón que pasó la grandeza en la F1 de los Rosberg, Lauda, Arnoux, Piquet a la siguiente generación de los Senna, Hill, compartiendo generación con gentes como Mansell, Alboreto. Además siempre se le valoró que conseguía más de lo que sus autos se merecían, como por ejemplo en 1990 con su Ferrari, ganando los GP's de México, Gran Bretaña y Francia. Los dolidos subcampeonatos de 1983 y 84 hicieron, de él, el piloto cerebral y calculador que a algunos aficionados molesta, siendo su salida de McLaren por culpa de la mala relación con Ron Dennis y su tránsito a Ferrari uno de sus estigmas.



¿No creen que las semblanzas vitales del francés se parecen mucho a las del español? Sí, para mí el verdadero heredero de Prost es Alonso. 

El último mosquetero antiguo, y el más joven de aquellos, es Ayrton Senna da Silva, bautizado como magic por su conducción preciosista, sobretodo sobre mojado. No voy a hacer gran hincapié es sus feos comportamientos con sus compañeros, como con el caballero Derek Stanley Arthur Warwick al que veto por miedo a que fuese mejor que él, ni a sus autocomparaciones con dios, ni a su idea de estar predestinado para algo superior. Pasaré por encima de las insinuaciones de homosexualidad vertidas por su compatriota Piquet y del probado favoritismo que recibió por parte de la clase dirigente del motor, enquistada alrededor del Sr. Ecclestone en su ascensión. Y sobre el amor paterno-filial, que desarrollo con Dennis, tampoco me voy a cebar (pero tampoco esperen ver todo eso en la película de propaganda que circula por ahí). En su primera temporada, con Toleman, en 1984, en la sexta carrera celebrada en Mónaco (¡El circuito donde no se puede adelantar ni con el DRS-2011!), bajo una lluvia deliciosa, partió desde la decimotercera posición y adelantando a gente tan cualificada como Lauda o Prost, que luchaban por el campeonato, terminó en la primera. Luego, por unos dimes y diretes políticos del mandamás de la época, el otro infausto Jean-Marie Balestre, le adjudicaron la segunda posición, por detrás del mimado de aquel momento, Prost. Al año siguiente, en la segunda carrera, Senna consiguió su primera pole, seguida el domingo por su primera victoria en un GP, aconteciendo todo ello bajo una maravillosa lluvia. Ese año consiguió seis poles más, dejando a todos sus rivales con la boca abierta. Pero es que al año siguiente, en 1986, consiguió la friolera de ocho poles. Recuerdo que las apuestas de quien iba a hacer la pole no tenían ningún aliciente y todos los amigos votábamos por el mismo, independientemente de nuestra filias o fobias. Su record de poles se mantuvo hasta la irrupción del caníbal y extremadamente longevo Schumacher.



¿Qué piloto despunto un día de lluvia consiguiendo pole y victoria? ¿Qué piloto está acaparando todas las poles posibles y dos más? Sí, para mí el verdadero heredero de Senna es Vettel.

lunes, 21 de noviembre de 2011

¿Es Red Bull Racing la heredera de Williams Grand Prix Engineering?

Estimados todas/os/es 

Si les digo que soy un mediocre seguidor de la escudería Williams creo que nadie se sentirá perturbado por esta revelación, ya que es de todos bien conocida esta información, y el epíteto lo utilizo porque no llego a ser fan(ático). De hecho no soy fan(del último piso) de nada, salvo de la libertad individual del ser humano. Pero volviendo a lo que nos ocupa. El actual equipo de Sir Francis Owen Garbatt Williams fue fundado en 1977, pero él ya llevaba desde 1969 dando tumbos por distintas escuderías como Williams De Tomaso, Politoys F1, Iso Marlboro, Frank Williams Racing Cars o Walter Wolf Racing. La filosofía de los anteriores inventos radicaba en la búsqueda desesperada de un socio capitalista, que al final acababa intentando mandar más que los hombres que conocían la F1, como el propio Williams (ex-piloto de F3).

La nueva escudería se fundamento en dos pilares. A saber, el conocimiento íntimo de las carreras por parte de Williams y el poder sin límite del director de ingeniería, Patrick Head. A esto hubo que añadir el dinero proveniente de los nuevos ricos del golfo que financiaron durante algún tiempo al equipo. La escudería Red Bull Racing fue creada en 2004, pero la experiencia del equipo provenía de 1997 cuando el piloto Jackie Stewart fundó su propia escudería, posteriormente vendida y llamada Jaguar Racing. Incluso Dietrich Mateschitz, dueño de la compañía de bebidas energéticas, ya había estado anteriormente involucrado en la F1, patrocinando a Sauber. La escudería creció en torno a un ingeniero estrella como Adrian Newey, fichado en 2006, y la figura del Dr. Helmut Marko, un ex-piloto de F1. El austriaco doctor no tiene una posición clara en el equipo, salvo la de guardián de la guardería de pilotos, siendo su figura de las más importantes en el equipo. Baste recordar que en el incidente del alerón de Vettel y Webber de 2010 fue él quién asumió y comunicó todas las decisiones a la prensa. Y de echo quien da las pautas del posible futuro siempre es él. 

Luego ambas escuderías eligen como jefes espirituales a ex-pilotos con caracteres fuertes, y ponen en el centro de las mismas a ingenieros intocables, siendo el dinero de los nuevos ricos (árabes petroleros o austriacos bebedores) la guinda que les permite ir subiendo en el escalafón. 

La temporada 1978 fue la primera de Williams y en 1980 se proclamaron campeones tanto de escuderías como de pilotos con Alan Jones. Después siguieron los campeonatos de Rosberg (82), Piquet (87), Mansell (92), Prost (93), Hill (96) y Villenueve (97), así como los de equipo de los años 1981, 86, 87, 92, 93, 94, 96 y 97. La temporada 2005 fue la primera de RBR y en 2010 se proclamaron campeones tanto de escuderías como de pilotos con Sebastian Vettel. Después ha seguido otro doblete en 2011. Y como podemos comparar en ambos equipos después de un periodo razonablemente corto empezaron a cosechar buenísimos resultados. 

Aunque los motores utilizados inicialmente por la escudería Williams fueron los Cosworth (1978-83), la época dorada del equipo, y que todo buen aficionado recuerda como el equipo a batir, fue el periodo que estuvieron motorizados por Renault, y su primo Mecachrome, (1989-1998). El cambio a motores alemanes, BMW, supuso el comienzo de la decadencia de la escudería, estando en estos momentos al borde de la extinción (¿Podrá el cambio de motorización a Renault reverdecer la década de los noventa?). Al igual que Williams, RBR comenzó equipando motores Cosworth (2005), pero pronto cambió a Renault (2007-actualidad). Alguna coincidencia más; en la época dorada de Williams, además del ingeniero estrella de Head había un reputado aerodinamicista llamado Adrian Newey (1990-1996) que ahora está al frente de RBR. 

Un par de anécdotas que indican como estas dos escuderías tienen un DNA similar. A finales de 1992, con Mansell campeón absoluto, y con el FW14b como uno de los automóviles más dominador de todos los tiempos, las negociaciones sobre la renovación del contrato para 1993 del piloto inglés se estancaron a resultas del dinero que ofrecía Frank (5 millones de dólares) y la cifra que demandaba Nigel (en 1992 había cobrado 10 millones de dólares). Y en el fragor de la negociación Williams le espeto algo así como “mis coches son los que ganan los campeonatos y tú el que arruina sus carreras”, mostrando la dureza del equipo hacia sus pilotos y el amor casi infinito por sus coches. 

En 2006, después del primer podio de la escudería en Mónaco a cargo de David Coulthard (disfrazado de superman), este, en una reunión técnica con el ingeniero recién llegado Newey, se quejó de la vibración de los retrovisores y exigió que cambiasen la ubicación de los mismos, a lo que el ingeniero le espeto "Señor Coulthard, en este equipo es más fácil cambiar al piloto que la posición de los espejos", demostrando que también en este equipo el piloto es solo una pieza más e intercambiable del engranaje. 

Espero haberles convencido que si alguna escudería es digna de ser heredera de Williams esa es Red Bull.

lunes, 15 de agosto de 2011

Vedettes

Estimados todas/os/es

La vedette (bombshell para los angloparlantes) es la estrella de un espectáculo de baile muy peculiar, donde lo más importante no es la danza como en el ballet, o como en la comedia musical, que son géneros grandes dentro del arte. En ese evento, lo importante suele ser la cantidad de carne que muestra la susodicha artista, siempre camuflada con muchas plumas y lentejuelas. Porque ni siquiera, en eso de enseñar la anatomía humana, se atreven a hacerlo en buena forma como lo ha hecho Jenna Marie Massoli. La palabra tiene su origen próximo en el idioma francés, y hace referencia a un término militar de espionaje, que a su vez lo incorporó de la palabra latina videre (ver). Y eso es lo único que saben hacer estas señoritas, dejarse ver … pero no mucho.

Históricamente, y en España, las vedettes siempre han estado asociadas a un viejo ricachón que les pagaba todos sus caprichos y les permitía ser unas excéntricas, descerebradas, malcriadas, insolidarias e ignorantes señoritas, que tenían que comerse el mundo en esos pocos instantes en los que uno transita por el cenit de la atracción sexual. Parte de ese comportamiento, y las declaraciones que llevaban asociadas, tiene que ver con la permisividad que obtenían de sus acompañantes. Estos proyectaban psicológicamente los sentimientos, impulsos o pensamientos propios que resultaban inaceptables de la relación a sus enemigos, mientras que todos los aspectos positivos se los asignaban a la vedette, con lo que está siempre estaba en una posición superior de poder, además de sobrevalorada.

Pues esa es la posición en la que nos encontramos. La afición  como señor que despilfarra su dinero y los pilotos de Fórmula Uno como vedettes caprichosas. Les permitimos comportamientos extremadamente egoístas y hedonistas que les llevan a situaciones y declaraciones, como poco, indecentes. Y no voy a traer a colación los viejos comportamientos machito-boxeador de Piquet en el GP de Alemania-1982 contra el pobre Eliseo Salazar, ni sus declaraciones sobre la belleza de la señora Mansell. Tampoco quiero poner como ejemplo a Senna y sus constantes comparaciones con dios y su misión especial, ni menos a Lauda, con sus declaraciones insultantes y agresivas contra todos y desde que lo reconozco ... hasta mañana que nos regalará con otra perla de su educación. No, no quiero mirar al pasado, sino que nos fijamos en las actuales actitudes de nuestros pilotos.

Empecemos por el chico más odiado, en estos momentos, por la afición española. Vettel, aparte de los exabruptos que suelta cuando no consigue los resultados que él cree que merece, es uno de los pilotos más irracional de la parrilla, con manías tan peculiares y enervantes que podrían impedirle hacer las cosas que debería llevar acabo en función de estupideces como la presencia de un gato negro, etc. El darle nombre femeninos a sus coches no es más que la expresión graciosa de ese hecho.


Sobre Alonso, bautizado por sus detractores como bocachancla, y sus declaraciones auto-exculpatorias sin fin o su comportamiento, ciertamente hostil, frente a los periodistas no afines, no voy a decir nada porque hasta la prensa generalista ya nos ilumina continuamente y en exceso sobre estos aferes.

Otro que cada declaración suya puede (y suele) acabar en polémica es Hamilton. Su tendencia a menospreciar a cualquiera del paddock es ya prodigiosa. Y aquí podemos incluir a otros pilotos, señores con más o menos cantidad de melanina, incluso pequeños equipos como HRT pueden ser objeto de mofa y escarnio por su parte.

El señor mayor tiene una lista de declaraciones polémicas comparable a la de Lauda, así como un historial de matonismo comparable al de Capone. Pero de él recordaré su desprecio supino por todos sus compañeros y lo agresivo anti-deportivo que fue siempre, y no solo con el pobre de Barrichello.

Pero la estupidez y el vedetismo no es solo cuestión de los mejores pilotos, sino que otros con niveles inferiores en pilotaje pueden estar en este aspecto al nivel de los mejores. Como es el caso del ahora super-santo y modelo de yerno perfecto que es, hoy día, el señor Button. Pero fue él quien desprecio a todas las mujeres como posibles pilotos de F1. Sus razones eran tan super-científicas como que la existencia de la menstruación les impedía acelerar, o que el tamaño de las dos protuberancias que tienen en la parte superior del tronco haría que no estuviesen confortablemente alojadas dentro del cockpit (o fosa del pollo), por no decir que la presencia de ellas en los boxes distraería a los mecánicos e ingenieros (¡De las atracciones homosexuales no hablamos!).

Incluso pilotos tan conocidísimos como Sutil, han dado muestras de su sutileza y su vedetismo. Una noche de copas en la zona vip de la discoteca M1NT Club acabó con el susodicho recipiente clavado en el cuello del señor Lux del equipo Renault, y necesitando veinticuatro puntos (¡Casi una victoria de GP!) de sutura. Eso sí, la vedette pilotera aseguró que él no tenía nada que ver y que fue un accidente.

¿No deberíamos de ser más exigentes con el comportamiento y declaraciones de estas vedettes tan bien pagadas?

lunes, 4 de julio de 2011

¿Avalan los números de Alonso su posición en la F1?

Estimados todas/os/es

Mientras las palabras nos permiten enervar la realidad o dulcificarla hasta un nivel de nuestro agrado, los números son sosotes y solo cuantifican los hechos. La elección de una de estas aproximaciones, a cualquier circunstancia de la vida, hace que el resultado sea muy distinto. Pero no solo el resultado, sino también el entorno que disfruta, sufre o transige con él. La realidad verbal no permite el pacto, ni la superación, ni la derrota y solo admite su verdad. Por eso es la aproximación ideal de todos los políticos y de una gran cantidad de periodistas, incluyendo a los de la sección de Fórmula Uno. La aproximación numérica es más compleja, como desgranaré a continuación, pero permite discrepar y rebatirla con otros números. E incluso, llegado el caso, aceptarla ya que es tangible, aunque no nos guste.

Como ya he dicho, en el mundo periodístico de la F1 en castellano, y por extensión en la blogosfera en la lengua de Cervantes, son raros, por no decir inexistentes, las aproximaciones que impliquen cualquier tipo de análisis numérico, no así en el mundo anglosajón. Esto nos lleva a guerras eternas, sin posibilidad de pacto, entre unos y otros, sobre la cualidad de un piloto, ingeniero o escudería Sin aportar ningún dato medible que lo avale. Los más versados, como mucho, esgrimen alguna acumulación de resultados, pero nunca un análisis de los mismos.

La razón de esta discrepancia es en primer lugar cultural. En las enseñanzas regladas británicas hay dos asignaturas que todo estudiante tiene, desde el inicio de su escolarización hasta su entrada en la Universidad, y una de ellas son las matemáticas, lo que hace que para ellos los números siempre sean propios. Pero en mi bendito país, se puede llegar a entrar en carreras de Ciencias puras, habiéndose escaqueado de estudiar matemáticas durante muchos años en el bachiller (¡No! No se sorprendan y pregunten a su alrededor). 

Luego ya tenemos una razón cultural importante, para nuestra aversión a los números. La otra es nuestra holgazanería innata. La realización de artículos con análisis numéricos implica mucho más trabajo, que el típico, florido y poético, que levanta tantas adhesiones inquebrantables. En primer lugar debes encontrar los datos a analizar. Las bases homogéneas de números no son fáciles de encontrar y en el mejor de los casos son fraccionarias, lo que hace que antes de conseguir la materia prima de los datos ya hayas gastado mucho tiempo y esfuerzo. Una vez que tienes una recopilación importante de reseñas, debes hacer el análisis numérico, y como dijimos si los de ciencias no estudian matemáticas ¿Qué va a hacer uno de letras? Poco, por no decir nada.

Y un último dato, muy importante para el homínido gregario español, es el resultado final. Los periodistas, y los bloggers por extensión, escriben siempre en la misma dirección, ya sea atacando a tal o cual piloto o defendiéndolo de las reseñas de otros. Por lo que deben saber, de antemano, que el resultado de todos estos análisis encaja dentro de su filosofía de grupo. Este apriorismo es el que hace que cualquier análisis numérico que no dé como vencedor a su ídolo sea tachado de bastardo, y descalificado por contaminación del autor. Sin darse cuenta el objetor que es él, el que ve situaciones espurias. A pesar de todo existen intentos loables en esta dirección, como los que realiza mi estimado amigo del Valle-Iturriaga, que nos demuestra, en este caso concreto (pero hay muchos más que deberían de seguir), como buscando unos pocos (o muchos) resultados, haciendo unas pequeñas restas, y representando los cálculos, y siendo muy humilde y extraordinariamente honrado con lo obtenido, se pueden conseguir cosas correctas y dignas del mejor periodista de F1 de talla mundial. Que podrían facilitar la labor de comprensión de este evento a muchos aficionados.

Pues con esta entrada quisiera saber si Alonso es realmente tan buen piloto como dicen sus compañeros, sin aportar ellos ningún número. Como bien sabemos, el coche, en este evento, es muchísimo más importante que el piloto. Por lo que comparar los resultados de pilotos en coches distintos e inferir de estos números cualquier posición relativa entre ambos puede ser falso. Por eso, solo compararé a Alonso con sus compañeros, que son los únicos que han tenido siempre el mismo material, aunque quizás mi estimado amigo Fon podría matizar, llegado el caso, esta aseveración, y así el factor coche puede ser simplemente eliminado de la ecuación.

Suponiendo que ambos pilotos tienen las mismas maquinas, y que los errores mecánicos se compensan a lo largo del tiempo, podemos decir que la diferencia de posiciones en una carrera dada es solo debida a la calidad del piloto. La resta entre las posiciones de Alonso y su compañero, en cada gran premio, nos dará dos valores. Por un lado quien ha vencido al otro (valor positivo indica que Alonso es el ganador) y por otro el número de puestos entre ellos. Y con estos datos realizaremos las gráficas pertinentes. El dato de 50% de victorias indicaría que son iguales de buenos, por encima de este número indica que Alonso es algo mejor, y por debajo que es algo peor. El sumatorio de todas las diferencias nos dará la diferencia global de puestos, que se pueden prorratear fácilmente en función del número de carreras de esa temporada.

En la temporada 2001 Fernando Alonso comenzó su andadura en la F1 de la mano del equipo Minardi (ahora le llaman Toro Rosso, pero es por cuestiones de publicidad), no he de señalar que era (¿Es?) el peor equipo de la parrilla, y su compañero fue en las primeras catorce carreras el portugués Tarso Marques, y en las dos últimas el malayo Alex Yoong. El resultado es que Alonso les ganó la partida a sus compañeros más veces de las que perdió (ganó el 59 % de las carreras), pero ellos consiguieron una suma de posiciones mejor (-3) lo que indica que Alonso sufrió derrotas mucho más severas (roturas y abandonos) que sus compañeros. Al año siguiente no corrió, pero en la temporada 2003 se sentó en un flamante Renault, teniendo a Jarno Trulli como compañero. El porcentaje de victorias fue incluso peor (56%) pero mostró que era más consistente que el italiano, siendo la diferencia total de posiciones de 27, lo que da un promedio de 1.5 posiciones mejor Alonso que Trulli por cada GP.

© PdA

En la temporada 2004, el piloto asturiano tuvo de compañero a Trulli en las quince primeras carreras y a Villenueve en las dos últimas, siendo el porcentaje de victorias igual al anterior (56%) y el promedio de posiciones muy cercano a uno. Y les anticipo que este fue el año que presenta los datos más desfavorables al español. La temporada siguiente (2005) es la de su eclosión como campeón. En ella tuvo de compañero a Giancarlo Fisichella. El porcentaje de victorias frente a su compañero subió hasta el 84%, con una diferencia total de posiciones de 94, que resultan en un promedio de cinco posiciones por carrera después de la bandera de cuadros. En la temporada siguiente los dos pilotos se volvieron a enfrentar, y aunque los números no fueron tan espectaculares volvieron a dar como vencedor a Alonso (72% de victorias, 55 posiciones sobre el italiano, con un promedio de tres posiciones por carrera).

La temporada 2007 es la de infausto recuerdo. En McLaren se vio totalmente sobrepasado, el piloto español, por el entorno de la escudería. Una parte importante de la culpa hay que achacársela a él, o mejor dicho a su entorno. Cuando negoció su incorporación a McLaren, él era el único campeón del mundo disponible (Schumacher estaba bien acomodado en Ferrari y solo pensaba en retirarse) por lo que debía haber negociado más fuertemente, incluyendo la incorporación de ingenieros de su confianza. Pero no lo hizo, y se fue a un terreno hostil sin ningún tipo de ayuda. Si hubiese forzado el fichaje de ingenieros amigos de Renault o Minardi la historia hubiese sido escrita de otra manera y ahora tendría más ases en su casco. La inteligencia emocional también es muy importante a la hora de ser un gran campeón. Pero volviendo a los números, ese año se enfrentó al excesivamente criminalizado y pipiolo Hamilton. Los resultados, aunque en el número de puntos en la clasificación final fue un empate, ganando el inglés por posiciones, según este análisis fueron de un 61% de victorias de Alonso frente a Hamilton (incluso mejor que en Minardi o frente a Trulli), doce posiciones totales de diferencia, con un promedio de 0.66 posiciones por encima del inglés de promedio por carrera. Luego si no se hubiese obcecado, y los que negocian sus contratos hubiesen puesto de relieve datos de este estilo, él debería haber continuado en McLaren en calidad de primer piloto.

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Sus dos siguientes años en Renault no son nada reseñables, pero decir que tuvo a Piquet Jr en 2008, con unos resultados de 83% de victorias y un promedio de casi cinco posiciones por encima del brasileño (¡Lo sé! El resultado de Singapur penalizó mucho al brasileño). En la temporada 2009 se enfrentó otra vez al brasileño, en las diez primeras carreras, y en las últimas siete al francés Romain Grosjean. Y los resultados fueron similares (83% de victorias y un promedio de casi 6 posiciones de ventaja sobre su compañero).

En el año 2010 volvió a cometer el mismo error que en su paso a McLaren. Fichó por Ferrari sin llevarse a ningún ingeniero de confianza (¿Pueden considerarse Fry y Martin recomendados por el asturiano?), lo que podría haber desembocado en una situación similar a la del año 2007. Sin embargo, su compañero, Massa, no supo, quiso, pudo modificar en contra del español la aptitud del equipo y su adaptación fue mejor. En cuanto a los números, que son lo único cuantificable, decir que volvió a estar por encima de su compañero, ganándole en el 74% de las carreras, con una suma total de posiciones de 76, lo que hace que el promedio de puestos por encima del brasileño por carrera ascienda a cuatro.

Este año, hasta el soporífero GP de Europa, los resultados no son tan favorables al español. Pero sigue ganando en su particular duelo (62.5% de victorias, 35 posiciones por encima y con un promedio de 4 por carrera).

Creo que la respuesta al título de la entrada de hoy está solo en los números.