Estimados todas/os/es
Estuve tentado de hacer una entradilla sobre la operación malaya. Sí, la de Cachuli, la tonadillera, su mujer y todo el dinero que nos robaron a todos los españoles, más a los marbellíes que a otros, pero al fin y al cabo, a todos. Aunque mi falta de conocimientos sobre los personajes me hizo desistir, y estoy seguro que alguno de ustedes hubiese sido capaz de desmontar muy fácilmente mi mentira malaya. Pues así vi la carrera del domingo, como una gran mentira.
El sábado volvió a demostrar la verdad actual de la F1, sin ningún tipo de artificios, ni evoluciones, ni copy & paste, ni pasta para comprar soluciones, ni nada. Solo la realidad de las máquinas. Los McLaren son el equipo que está algo por encima de todos, seguido por Red Bull. Los Mercedes, con su conducto de aire invertido (no se me rían, ni hagan comentarios homofobos soeces), que es la traducción al castellano más razonable del nuevo chismito, tienen una vuelta demoledora, pero ahí termina todo, y hasta que no mejoren esa circunstancia serán las chicanes de Red Bull durante la temporada. Los chicos de Toleman también tenemos que tenerlos en cuenta los sábados y quizás algún que otro domingo. Sobre todo en estos primeros Gp’s, antes de que la pasta de las evoluciones ponga a los ricos por encima de los ingeniosos. Y luego están la maraña de Sauber, Williams, Ferrari y Force India. Sí, ese el orden que creo intuir después de dos carreras.
El domingo comenzó la carrera con la amenaza de lluvia. Y esta empezó a caer como mandan los cánones malayos. Y aquí comenzó la mentira malaya. Algunos pilotos-ingenieros habían arriesgado con la elección de neumáticos, piensen en Karthikeyan o en Vergne, pero la FIA, en su inmensa impostura, pensó que era mejor detener la carrera para facilitar que los equipos grandes y cobardes tomasen ventaja, ahorrándoles el peligro que implican las salidas de pista, choques o cualquier otra inconveniencia que les pueda perjudicar.
Pero hete aquí, que después de re-emprender la carrera, los espíritus de Nuvolari y de Fangio se apoderaron de la carrera y nos engañaron a todos. He de decir que mis mayores siempre me dijeron que como estos dos pilotos nunca había habido ninguno, y yo soy de la vieja escuela, educado en el respeto a mis mayores. La carrera de Malasia-2012 quedará en los anales como algunas de las más épicas de toda la historia. Como Monaco-1984. Carrera épica donde las haya, en todos los sentidos. Donde nació un nuevo campeón, donde apareció una nueva estrella como piloto, donde se descubrió a un gran ingeniero, donde se terminó la paciencia con los chanchullos del dirigente de turno, y que fue como la gran mentira de todo lo que vendría después.
Pues sí, a partir de que el safety-car se fue, pudimos disfrutar de una carrera de pilotos. Esta es la carrea por la que los grandes equipos se gastan un pastón contratando a los mejores pilotos. En el ochenta por cien de las mismas son los ingenieros los que las ganan, pero esta solo las ganan los pilotos. O casi.
Alonso demostró que, aunque no nos guste su perilla, su gorra, su community manager, su periodista calvo de cabecera, su carácter (para aquellos que lo conozcan personalmente), como piloto es un grande, capaz de ganar con algo con lo que puntuar ya es un éxito. Sí, el autobús rojo no se merece más. Corrió sin errores, sin vacilaciones y sin pensar si iba a llover o a secarse la pista. Como resultado ganó. Sin paliativos. Y aquí, me gustaría llamar la atención sobre el trabajo de Neil Martin que calculó, en todo momento, cuando cambiar de ruedas de forma eficiente, y demostró que el dinero invertido por Ferrari en su contratación para dirigir virtualmente la estrategia estaba bien empleado.
Pero el héroe, sin lugar a dudas, fue Pérez. Los que me leen saben que le tengo cierto aprecio, y ya intuí hace unos meses su velocidad. En Malasia se descubrió como un piloto a tener muy en cuenta en un futuro muy próximo (¿En China de rojo?). Su progresión ha sido fantástica, y ayer pudo ganar a Alonso. En su contra jugó la experiencia del bicampeón, y su equipo. Sí, no me he equivocado al escribirlo. La última entrada en boxes del mejicano fue muy mal planificada, siendo lo razonable el haber copiado la estrategia roja. Pero eso no fue lo peor, lo imperdonable fue el comentario de su ingeniero ¿Del italianao ex-Ferrari Giampaolo Dall’Ara o del suizo Marco Schüpbach? Checo, be careful, we need this position, we need this position. Comentario que enturbia innecesariamente este GP, y más si recordamos las historias de presión de Ferrari a Sauber para que ayudasen a Schumacher a cambio de motores. Este comentario podría estar en el fondo de la desconcentración que llevó al mejicano a salirse un poco, y no sobrepasar al español. Imperdonable, máxime cuando hubiese sido la primera victoria del equipo.
A parte de eso, la actuación de Hamilton me sorprendió. No sé si grata o ingratamente, pero me sorprendió. La carrera era para pilotos de raza, y él está dentro de esta categoría. En ningún momento dio sensación de intentar luchar por la victoria ¿Sigue enamorado o solo piensa en el titulo? Espero que sea lo segundo, y eso sería una gran noticia para todos los aficionados.
Y el otro piloto que me gustó fue Jean-Eric Vergne. Ya sé que este piloto concita, en estos momentos, el odio de ciertos sectores de la prensa española por sustituir a Alguersuari. En el primer GP, aunque estuvo a punto de puntuar, su pardillez hizo que le pasasen por encima di Resta y Ricciardo en la última curva, pero en esta segunda carrera alcanzó la octava posición saliendo desde la decimoctava, dejando a su espaldas, no solo a su afamado compañero de escudería, sino a Hülkenberg, Schumacher, Vettel, Rosberg, Button y Massa. Por cierto este último piloto solo consiguió estar por delante de los pilotos de las innombrables.
Pero esto solo fue la mentira de Malasia, en China, sol mediante, los puestos se revertirán.