Estimados todas/os/es
El día 12 de junio de 1981, la compañía cinematográfica estadounidense Paramount Pictures Corporation, estrenó uno de sus éxitos más brillantes y que más contribuyeron a cambiar la forma de hacer cine de aventuras. Esta película fue dirigida por el Sr. Spielberg y producida por el Sr. Lucas, obteniendo cinco Óscars. La película con un presupuesto de tan solo 18 millones de dólares EEUU recaudo entorno a 400 millones (sin incluir los distintos productos asociados a la película que tan bien sabe vendernos Lucas). Raiders of the lost ark (también llamada en busca del arca perdida o los cazadores del arca perdida ¡Rebautizando películas los latinos somos increíbles!) fue no solo una inyección de dinero, sino también de moral para la gran compañía, que la hizo mantenerse en los primeros puestos de empresas de cine durante un par de décadas más.
Para los más profanos, la Formula Uno es tan solo unos pilotos más o menos talentosos dirigiendo unos coches similares. Nada más lejos de la realidad. La F1 es en primer lugar la carrera de ingenios más grande nunca celebrada. En ella lo primero que tiene lugar es la creación por parte de unos ingenieros de una maquina que ellos consideran casi perfecta, debiéndose el éxito en la competición casi exclusivamente a las bondades de su diseño. Quedando para el piloto (o el equipo) el merito de no haber destrozado un buen diseño con una mala gestión del carro o las circunstancias de las distintas carreras (¡A que sí McLaren-2007! ¿O me equivoco Brawn-2009? ¿Hablamos Sr. Horner?).
Según este planteamiento, lo primero que debes tener en una escudería no es un buen piloto sino un buen ingeniero, y debido a las restricciones gigantescas que hoy sufre la F1 esto quiere decir casi exclusivamente un buen ingeniero aerodinámico.
Entre los grandes ingenieros aerodinámicos que han pululado por la F1, yo le tengo cierto cariño, probablemente por solidaridad profesional, al Doctor Honoris Causa Rory Byrne.
Sudafricano, amante del submarinismo y del cricket, nació el 10 de enero de 1944 y se licenció en Ciencias Químicas por la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo. Comenzó su vida profesional trabajando como químico en una empresa de polímeros. Pero su pasión por las carreras de coches le llevo a ser piloto. Sin embargo, aunque no era malo a una vuelta (según sus propias palabras), su rendimiento no era lo bueno que él quería, lo que hizo que se cambiase de posición dentro del mundo de las carreras, para ser ingeniero.
Este cambio que para cualquier otro señor hubiese sido imposible, para él no lo fue. En primer lugar por sus sólidos conocimientos matemáticos y físicos adquiridos en la universidad, y en segundo lugar gracias al espíritu de trabajo que le había transferido su padre, que a la edad de 80 años seguía trabajando 8 horas al día.
En 1967 creó su primera empresa en el mundo del motor, vendiendo y diseñando motores y coches de carreras, teniendo un gran éxito sus vehículos en la Formula Ford de Sudáfrica en 1972. Este éxito le permitió ser diseñador de Royale en Inglaterra al año siguiente, consiguiendo sus coches distintos campeonatos. Hasta que en 1977 Hawkridge y Toleman, que eran clientes de esta firma, le piden que se uniese en su aventura en la Fórmula 2, consiguiendo que sus coches fueran campeón y sub-campeón en la temporada de 1980. Como consecuencia, el equipo paso a la Formula Uno al año siguiente, aunque no fue hasta 1983 que sus diseños obtuvieron los primeros puntos en el campeonato.
El químico Byrne fue el ingeniero responsable del coche que pilotaba Senna, en la memorable e irrepetible carrera bajo la lluvia de Monaco 1984 (¡De decimotercero a segundo!). El coche era invencible pero los problemas internos con su piloto (se quería ir a Lotus), a lo que se sumaron los económicos y posterior cambio de dueños le, hicieron perder el posible liderazgo de la temporada 1985. Al año siguiente consiguió su primera victoria (Berger en Mejico-86). Distintos problemas accionariales hicieron que dejase el equipo a finales de 1989 y se lanzase en un nuevo proyecto como fue Reynard F1, que fracasó. En 1991 Briatore le llamó para que dirigiera otra vez a la escudería, ahora llamada Benetton, junto con su compañero Pat Symons. Al año siguiente ya consiguieron una victoria en Spa, y en la temporada de 1994 se consiguió el mejor carro. La lucha era entre Senna (Williams la invencible) contra Schumacher (Benetton la pobre), las primeras carreras demostraron que el diseño de Byrne era muchísimo más eficaz que el de Newey, y al final ganaron aunque con muchas polémicas. En 1995 se llevaron también el campeonato de constructores.
La huida en 1996 del conjunto de ingenieros del equipo de Benetton a Ferrari fue como poco … escandalosa. Desde 1997 hasta 2006 fue el encargado del diseño de los bólidos rojos, batiendo todos los records imaginables (e inimaginables) y demostrando que un químico que “no sabía” de ingeniería aerodinámica ganaba en ingenio y trabajo a todos los demás, pero esta es la parte más conocida y no se la voy a relatar.
A modo de resumen, tan solo decir que Byrne fue el responsable, o el máximo impulsor, de muchas técnicas y cachivaches que hoy pensamos que son normales pero que no lo eran para la F1 de su tiempo, como son la utilización de aleaciones ligeras (titanio, magnesio, aluminio), desarrollo de sistemas tipo composite (carburos y nitruros de silicio), eliminación del ovillado en polímeros tipo epoxi (que mejora la dureza y resistencia de los polímeros) y también en otros materiales poliméricos como las polimaleimidas y en la fibra de carbono; todo esto por la parte de la Química. Pero también fue el responsable o directamente impulsor del diseño asistido por ordenador con las técnicas de Computational Fluid Dynamics y Finite Element Analysis. Y también en cuestiones puramente ingenieriles como el diseño de alerones móviles, cajas de cambio semiautomáticas (y automáticas), dirección a las cuatro ruedas, suspensiones activas, control de tracción, barras de torsión en amortiguadores y un largo etcétera que ustedes seguro que podrán completar amablemente con sus comentarios.
Sr. Luca Cordero di Montezemolo no se confunda por el tercer puesto en Canadá, si usted quiere volver a ganar en la F1 lo que debe hacer es ir “en busca del Byrne perdido”, poner al frente del área de diseño a gente competente (ni siquiera necesita ser ingeniero aerodinámico) y parafraseando al Dr. Byrne hacer “una gran evolución, no una pequeña revolución”, porque en estos momentos hay coches con más velocidad punta, con más carga aerodinámica en curva rápida, etc., que hacen que Ferrari solamente sea mejor … en el color rojo.
4 comentarios:
ferrari toiene todo solo le falta quien diseñe por delante espero que lo encuentren, saludos
Hola Silvo,
Voy a ser un poco optimista, y quiero pensar que sí están trabajando para que el equipo de ingenieros vaya a más. Además de Pat Fry, he leído en un blog italiano que también han fichado a dos ingenieros de McLaren expertos en cálculos computacionales y simulaciones. Luego espero ver pronto a los Ferrari llenos de parafina verde, lo que indicara que están comprobando si sus simulaciones y los datos reales de flujo se parecen en algo. A parte de esto, yo echo de menos la presencia de un gran estratega a lo Brawn y de alguien que ponga firme a todo el mundo. Los rumores dicen que Briatore podría ser el nuevo sargento de Ferrari.
Nos toca esperar.
Lo bueno de retrasarme en ir a tu blog, es que se acumula su interesante lectura; uno de los padres de los pilotos del equipo del Pulguita es ingeniero químico y trabaja precisamente en el sector de los polimeros: te aseguro que la conversación con él sobre las carreras siempre es interesante y tiene una mente que no puede parar de crear proyectos. Por eso, quizás se me haya hecho más próxima la historia de Byrne.
Hola Jon,
Lo bueno que tienen los sistemas informáticos de alerta es que siempre te avisan. Nunca llegas tarde. Me alegra que tengas a un químico cerca, pregúntale por los materiales y ya verás que te va a enseñar mucho.
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