Estimados todos/as/es,
La de hoy no es una entrada original sino que es algo que
escribí para los amigos de PEPEM. Aunque de lo escrito soy el culpable, las imágenes
y los pie de las mismas son obra del amigo Antonio J. Fernández,
y por cierto muy bien escogidas.
Mis primeros recuerdos de
la F1 datan, tan atrás, como mediados de los años setenta. No, no es
merito mío, el ser aficionado desde hace tantos años, sino de mis padres
que me fabricaron muy temprano. La afición a las cuatro ruedas ni
siquiera es, era en aquel momento, familiar. Mi padre era aficionado a
las dos ruedas, y yo no tengo claro cómo me decante por las cuatro. La
única explicación clara que puedo ofertar es que mi tendencia a la
oposición, y a la crítica, ya la tenía muy acervada de pequeño, y como
buen parlamentario fuera del gobierno afirmé aquello de... lo tuyo y dos
ruedas más.
En aquella época, de
colores grises, ser aficionado a la F1 era un esnobismo mayor aún que lo
es ahora. No había retrasmisiones de carreras, ni prensa que supiese de
eso, ni mucho menos posibilidades de saber nada más allá de los
pequeños resúmenes que aparecerían, con un retraso semanal, en el
programa de deportes matutino dominical. De aquella época recuerdo las
imágenes del pobre Lauda en Nürburgring. Y las de un coche oscuro con
seis ruedas. He de reconocerlo, el porqué de tantas ruedas, y la
posibilidad de ser diferente que mostraba, me fascinaron.
Patrick Depailler al volante del Tyrrell P34, junto a sus artífices: Ken Tyrrell y Derek Gardner |
Sin
embargo, no es hasta principios de los años ochenta cuando tomo
conciencia plena de que yo era muy rarito, y me gustaba la F1. De aquel
tiempo recuerdo mi locura juvenil por conocer todo lo posible sobre ese
controvertido comisario llamado Derek Warwick. Hubo una F1 lejana en la
que fue piloto, y siempre lo soñé como el próximo campeón: todo un
caballero en pista hasta que faltaban pocas vueltas del final, cuando se
transformaba en el piloto más agresivo e imposible de adelantar. O al
menos eso me parecía a mí.
Aquella F1 ya comenzó a
ser como la siento hoy, mucho más leída que vista. Siempre buscando
datos escondidos y razones ocultas a lo encontrado. Más que pasión por
un evento, aquello era una religión para los tres pavos adolescentes que
perdíamos el tiempo re-narrando lo ya ocurrido e hipotetizando lo que
iba a ocurrir. Al final de esa década llegó mi punto. ¡Bueno!, el de
Pérez-Sala. Era la primera vez que yo veía a un español llegar tan alto.
El recuerdo de aquella carrera me es muy grato, no sé si por aquel
hecho o porque lo compartí con algunos buenos compañeros de tesis y con
la que con el tiempo resultó ser mi compañera sentimental.
El punto que consiguió Luis Pérez-Sala en Silverstone fue algo histórico entonces... aunque hoy nos suene irrisorio |
A mediados de la década
de los noventa, por mor de seguir aprendiendo, comencé un periplo de
estancias en distintos laboratorios de Europa que me permitieron
enfrentarme a otra F1, totalmente diferente a la que yo había sufrido en
España. De aquella dorada época, el recuerdo más grato fue una pequeña
charla con Peter Sauber y Heinz-Harald Frentzen. No, no piensen que soy
periodista, ni nada por el estilo, simplemente fue una maniobra
publicitaria del equipo en un gran centro comercial a las afueras de
Zürich, y, como a los suizos no les interesaba la F1, yo acaparé frases y
comentarios. Por cierto, la sentencia del piloto “the faster car the
better pilot seems to be” me hizo acercarme mucho más a los autores de
los coches y dejar definitivamente la casuística pilotera. Es verdad que
el nuevo y fácil acceso a la red, y sobre todo a los contenidos
ingenieriles ingleses, me facilitó mucho la tendencia.
Mi definitiva vuelta a
España, a mediados del reinado del Byrne de rojo, coincidió con el
primer final de Pedro, que yo supuse definitivo, y de la presencia de un
piloto asturiano como probador en la antigua Toleman, que yo pensé que
era lo más alto a lo que podía llegar.
El genial Rory Byrne junto al Ferrari F2005, el primer monoplaza de Maranello que no llevaba su firma desde 1996 |
Aunque mi afición ha sido
longeva mis conocimientos no han mejorado ni un ápice desde el inicio y
sigo preguntándome por el porqué de lo visto-leído y fascinado por la
originalidad de algunas ideas.
15 comentarios:
Gracias, por el detalle Primo... y por participar en nuestro blog.
Es una buena historia que debe poder leerse en cuantos más sitios mejor.
Un fuerte abrazo desde PEPEM.
Que buena historia. Me hacer recordar, un poco, a la mia propia: yo empecé viendo F1 sentado en las rodillas de mi padre, alla a principios de los ochenta. Y claro no lo hice porque me gustaran los coches, lo hice por estar más tiempo con él. De aquella época sólo recuerdo que los domingos por la mañana eran un evento: desayuno temprano frente al televisor (las retransmisiones eran a las 7 am) y su obvia alegría o mal disimulada desilusión, cuando su piloto favorito ganaba o perdía. El coche de 6 ruedas también llamó mi atención, fue el primero, de varios que canjee en una promoción de pepsi. Ahora que te cuento entiendo un poco el por qué me sigo levantando hasta ahora, a las 12, 1, 2 o 3 de la madrugada para ver las carreras, a pesar de la "moderna" y descafeinada formula uno actual. No solo es por la emoción y las maniobras de los pilotos, es también por la costumbre, pero no de ver simplemente una carrera, sino de tener un tiempo donde pasarla bien, de olvidarse de los problemas del lunes y sentir emoción durante dos horas, otra vez, como si fuera un niño.
Un abrazo desde Peru
Mario
Hola Primo:
Allá por el año 1964, nacía en la ciudad de La Coruña un enano que el primer día que acostaron el la cuna preguntó - ¿ dónde está el volante de esto ?.
Que entrada tan agradable y que sorpresa más grande, ¡ cuántos recuerdos !, pero se te olvidó uno, en mi caso, tuve la colección de cromos que había con todos y cada uno de los pilotos de F1, escuderías, ingenieros, etc. Si no me falla mucho la memoria........ que sucede a veces, creo que fue la del año 1976. No llegué a completarla pero por muy poco. Una pena que con los años y traslados haya quedado en el camino, hoy me hubiera gustado conservarla.
UN SALUDO DESDE LA CORUÑA CITY, Y GRACIAS POR ESTA ENTRADA.
Hola Antonio,
Las gracias las debo dar yo por permitirme asomarme a vuestro blog.
Hola Mario,
La verdad es que la afición de muchos de nosotros comienza de forma muy similar, y en sí misma no es nuestra sino que viene derivada de nuestras raíces.
Hola Rafael,
El problema de los cromos de aquella época es que solo los tenias tú (al menos en mi caso) y el resto de chavales tenían los de futbolistas, con lo que llegar al final era una verdadera odisea sin poder intercambiar. Lo milagrosos es que con tantas dificultades estemos con casi cincuenta y no hayamos sucumbido al fútbol. Digno de ser estudiado.
Saludos a todos
Cuánto me gustaría a mí tener una trayectoria tan larga y especial. Qué de historia has vivido, que "envidia". Ahora tengo más suerte y la puedo seguir a diario, pero esos momentos, en los que eres el raro, el esnob, el tipo que ve los números y los datos ocultos entre más allá que coches dando vueltas, es cuando te das cuenta de lo genial que es esto y la suerte que tienes de tener el don de saber apreciarlo.
Un abrazo.
Noisegun
Hola José Mª,
No te preocupes por tu trayectoria, con el tiempo se irá haciendo más larga, con más ejemplos, con más estadísticas, y confió que con mucha más gente para compartir tu (nuestra) afición por los números y la F1.
Pero ten en cuenta cuando llegues allí que no es merito tuyo, si no de la vida que se ha ido dejando atrás.
Un cordial saludo
A mí los conocimientos me van menguando. Y es que la aerodinámica me deja frío.
Se me olvidó firmar. El iPhone no me deja. J. Arce.
Hola José,
No me creo nada que tus conocimientos vayan hill-down, y quien lea tu blog (u oiga los podcasts) estará conmigo en que eres extremadamente duro contigo mismo. Como bien dices, lo único que se te puede achacar es un aburrimiento grande con la aerodinámica. Pero de conocimientos … sobrado.
Saludos
La afición a los coches me viene de acompañar a mi padre por los talleres donde hacía tasaciones de los siniestros de una compañía de seguros. Como vivo en una zona de rallyes siempre me tiraron más, pero me aficione a la f1 desde que me dejaron sentarme en un fórmula con el que el dueño de un taller disputaba subidas en cuesta. Supongo que imaginé que era igual que los que salían por la tele. Tengo que reconocer que nunca me sentí raro ni excluido por mi afición, porque en Asturias es habitual. Me siento mas excluido ahora cuando digo mis opiniones. Un saludo.
Hola Mario,
Espero que sepas que en este blog todas las opiniones son igual de raras … o de normales, por lo nunca te sientas discriminado, y si es así no es culpa de tu opinión sino torpeza del que suscribe, que no sabe trasmitir de forma adecuada las ideas.
Cordiales saludos
Cuando digo que me siento excluido cuando expreso mis opiniones no me refiero a este blog, donde me encuentro muy a gusto. Pero si vives en un entorno donde si dices que Fernando no estuvo a la altura en una carrera que lideraba un Force India, pese a que se jugaba el campeonato. Te tachan de hereje, típico español que valora más los méritos de los de afuera y cosas más fuertes. En Asturias el Alonsismo es más que una afición por un piloto, era por eso por lo que lo decía.
Un saludo.
Hola Mario,
Sé muy bien a que te refieres. El andar por los caminos heterodoxos es complicado y solitario, pero la ventaja radica que lo que encuentras lo puedes saborear con tranquilidad y sin necesidad de argüir nada.
Ellos tienen a la masa de borregos para esconderse.
Saludos
Buenas noches Primo:
Me ha gustado mucho tu historia. Como comentaba alguien antes, a mí también me gustaría tener una trayectoria larga y llena de anécdotas como aficionada pero me temo que es más bien breve y escasa. Eso sí disfruto mucho leyendo de Fórmula 1 además de viéndola y también me encantó tu explicación sobre la diferencia entre la "pull-rod" y la "push-rod". Deseando leer tus próximas entradas.
Nuska
Hola Nuska,
Como ya dije es cuestión de mis padres y no merito mío.
En tu caso, ahora, se te abren un montón de posibilidades, desde hacer una tesis en una universidad extranjera hasta emigrar directamente. Y cuando residas fuera del ambiente alopécico patrio te darás cuenta del gran número de medias verdades que nos creemos sin cuestionarlas, en la F1 y en la vida, aumentando el gran medida el numero de vivencias importantes y tu distanciamiento de la verdad ortodoxa oficial.
Saludos
Publicar un comentario