Estimados todas/os/es
Estoy seguro que alguno de ustedes está esperando mi análisis erróneo sobre lo acontecido este fin de semana en Hungría. Lo siento, pero he pensado intentar elevar el ánimo de alguno de mis compañeros que tras los incidentes de Alemania está algo decaído. No sé si lo conseguiré, o por el contrario lo deprimiré más. A pesar de todo me arriesgaré.
Antes de empezar con la entrada propiamente dicha, he de decir que huyo de cualquier tipo de complejo Humpty Dumty. Este personaje infantil es muy popular en la cultura inglesa y apareció originalmente en un acertijo. Lewis Carrol lo incorporó a su novela “Alicia a través del espejo”, desconcertando a la protagonista con el hecho de que las palabras significaban lo que él quería que significasen. Desde entonces, los ingleses acusan a las personas que cambian, o estiran, el significado de las palabras de tener el complejo de Humpty Dumty. Yo quiero que las palabras tengan un único significado y lo más claro posible, para evitar esas zonas grises que tanto gustan en la F1.
La mejor forma de saber el significado de una palabra es acudir, en el caso del castellano, al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Según la RAE el deporte es una actividad física ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a unas normas.
Si buscamos en el sitio ideal de los estudiantes poco trabajadores no encontramos mucho más. Puntualiza que los chinos ya lo ejercían hace más de 5000 años, que los egipcios empezaron a darles forma y que fueron los griegos, hace unos 2800 años, los que realmente dieron el impulso mayor a este concepto. Yo sin ser antropólogo ni arqueólogo, me aventuro a decir que el deporte ha estado unido al hombre desde siempre; ya que lo que hace, o debió hacer, es fomentar ciertas habilidades físicas que eran imprescindibles cuando íbamos corriendo detrás de nuestra comida, o delante del que quería comernos.
¡Ya tenemos clara la definición! Ahora solo tenemos que ver si se ajusta a lo que vemos cada quince días por las distintas pantallas. El primer problema surge de si es una actividad física. No sé qué decir, es verdad que los pilotos consumen mucha energía durante un gran premio, luego desde ese punto de vista podríamos aceptarlo ¡Venga no se hable más! Se hace mucha actividad física.
En la definición aparecen los términos de práctica y entrenamiento. En la F1 actual las prácticas están totalmente prohibidas, así como los entrenamientos están estrictamente limitados. Luego este punto se cumple solo si empezamos con los complejos de Humpty Dumpty y somos muy benévolos con las definiciones ¡Y esto me pone nervioso!
Otro concepto que aparece es la de sujeción a normas. Aquí sí que podríamos escribir durante días sobre las normas en la F1. Podemos resumir que las normas son estrictamente flexibles en función del piloto, escudería, momento del campeonato. Son interpretables y algunas de ellas son directamente obviadas, aunque eso sí, de forma sigilosa, y muchas de ellas cambian en medio de la competición. Luego como resumen podemos decir que no hay normas claras, estables y duraderas en la Formula Uno. Incluso aquellas que pudieran parecerlo, a la siguiente temporada las cambian por mor de que haya más zonas grises donde empantanarnos y crear nuevas (viejas) polémicas, que es lo que realmente genera negocio.
Ya solo nos queda un sustantivo y este es competición. Competir implica contender entre varios para alcanzar un objetivo. En la misma idea está que los competidores deben de tener cierta igualdad, pero eso en la Formula Uno no existe, y además se huye de ello. Imagínense a Sergéi Bubka que en las olimpiadas le obligasen a usar una pértiga de tan solo 2 metros, mientras que a Steven Hooker le permitiesen usar una garrocha de 4 a 5 metros (lo reglamentario actualmente). El genio de Bubka jamás ganaría al norteamericano. Algo similar a eso es lo que ocurre entre Ferrari y HRT. Quizás en otras categorías automovilísticas (como la NASCAR, GP2, etc.) la diferencia en la pértiga es muy pequeña, pero en la F1 es inmensa e insalvable.
Además, de todo lo anterior, está el hecho de que en la F1 se utilizan automóviles. Sí, maquinas, y según la estimación de nuestro insigne ingeniero Villadelprat el 80% del éxito en una carrera se le debe a la maquina, mejor dicho a los ingenieros que diseñaron la maquina, y tan solo un 20% al piloto. Hay que decir que últimamente nuestro ingeniero tiene opiniones muy favorables al lobby inglés y menos independientes de lo que nos tenía acostumbrados (¿Querrá hacerse perdonar pasados pecados para que le dejen entrar en la F1?), pero podemos pensar que son unos números buenos. Personalmente, yo no le daría al piloto más de un 10% en el éxito de una carrera, pero todo el mundo sabe que no soy muy pilotero.
Luego creo que queda patente que la F1 no es un deporte. Entonces … ¿Qué es?
Es un negocio, puro y duro. Las distintas escuderías son pequeñas empresas que buscan aumentar su cuenta de resultados económicos (no necesariamente campeonatos). Por ejemplo Ferrari, lo que ella quiere es vender imagen de lujo, de exclusividad, para vender sus coches, y por eso está en ese espectáculo llamado F1. Lo mismo podríamos decir de McLaren. Mercedes lo que quiere es mostrar que sus coches son buenos, tan buenos como los de los elitistas anteriores, y que con menos dinero puedes comprarte un coche de calle similar a los anteriores (¿Seguro?). Red Bull intenta vendernos agua a precio de oro (es verdad que con un poquito del ácido 2-aminoetanosulfonico, pero solo un poquito), diciendo que la taurina nos hará invencibles (¡No imbéciles!) como sus coches. Al ser un negocio, la empresa es la que manda y hace y deshace como mejor le viene en gana. Se imaginan en un partido que Magic Johnson le quitase las zapatillas a Larry Bird, pues eso es lo que hacen las escuderías las unas a las otras, robarse ingenieros, ideas e incluso pilotos, como hace cualquier empresa.
Los consumidores (aficionados) nos quejamos constantemente de la no claridad en la dirección de la F1, pero es que hay que mirarla como un sector económico cualquiera, y ver en ella a sus empresas. No hay que aplicarles la lógica deportiva, y por lo tanto su espíritu, sino la lógica económica capitalista. Aniquilación de la competencia, obtención de beneficios inmediatos aunque sea a costa del futuro, etc.
Por no torturarles con más argumentos en esta reflexión, analicemos eso que muchos aficionados quieren ver, los adelantamientos ¿Se podría aumentar su número? La respuesta es simple y afirmativa. Lo que hay que hacer a grandes rasgos es quitar aerodinámica y poner motor ¿Y por qué no se hace? Porque la imagen de los grandes equipos es elitista y su comportamiento calca estos estereotipos, y no quieren los grandes ser sorprendidos por los pequeños. La castración de la ingeniería mecánica vino por varias razones. Una de ellas es que los conceptos aerodinámicos son más complejos, y caros, y difíciles de alcanzar. En los años 80 y 90 nuestro anterior presidente, junto con otros señores de la F1, tenía prácticamente la única empresa de construcción de estos artilugios y lo impuso. En este momento la tecnología y las empresas capaces de diseñar y construir un excelente túnel del viento son muchas ¿Y qué está haciendo la F1? Pues disminuir las horas de trabajo en el susodicho túnel, ofertando programas informáticos y nuevas formas de cálculo que en estos momentos son incluso más caras, e inalcanzables económicamente para los equipos pequeños y medianos. Luego la dirección es clara, y es la dictada por cualquier conjunto económico actual, vencer poniéndole trabas en el mercado a las empresas rivales que alcanzan cierto nivel.
Sí, aunque nos duela, muchos hemos puesto nuestro corazón y esperanzas en empresas, y no deportivas. Y su negocio está en que hablemos de ellas (aunque sea mal). La única forma que veo para que no nos destrocen el corazón, tras cada inesperada polémica de todos los domingos, es que nos quitemos el complejo de Humpty Dumty, y seamos tan crueles con ellas, como lo son con nosotros y entre ellas.
Estoy seguro que alguno de ustedes está esperando mi análisis erróneo sobre lo acontecido este fin de semana en Hungría. Lo siento, pero he pensado intentar elevar el ánimo de alguno de mis compañeros que tras los incidentes de Alemania está algo decaído. No sé si lo conseguiré, o por el contrario lo deprimiré más. A pesar de todo me arriesgaré.
Antes de empezar con la entrada propiamente dicha, he de decir que huyo de cualquier tipo de complejo Humpty Dumty. Este personaje infantil es muy popular en la cultura inglesa y apareció originalmente en un acertijo. Lewis Carrol lo incorporó a su novela “Alicia a través del espejo”, desconcertando a la protagonista con el hecho de que las palabras significaban lo que él quería que significasen. Desde entonces, los ingleses acusan a las personas que cambian, o estiran, el significado de las palabras de tener el complejo de Humpty Dumty. Yo quiero que las palabras tengan un único significado y lo más claro posible, para evitar esas zonas grises que tanto gustan en la F1.
La mejor forma de saber el significado de una palabra es acudir, en el caso del castellano, al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Según la RAE el deporte es una actividad física ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a unas normas.
Si buscamos en el sitio ideal de los estudiantes poco trabajadores no encontramos mucho más. Puntualiza que los chinos ya lo ejercían hace más de 5000 años, que los egipcios empezaron a darles forma y que fueron los griegos, hace unos 2800 años, los que realmente dieron el impulso mayor a este concepto. Yo sin ser antropólogo ni arqueólogo, me aventuro a decir que el deporte ha estado unido al hombre desde siempre; ya que lo que hace, o debió hacer, es fomentar ciertas habilidades físicas que eran imprescindibles cuando íbamos corriendo detrás de nuestra comida, o delante del que quería comernos.
¡Ya tenemos clara la definición! Ahora solo tenemos que ver si se ajusta a lo que vemos cada quince días por las distintas pantallas. El primer problema surge de si es una actividad física. No sé qué decir, es verdad que los pilotos consumen mucha energía durante un gran premio, luego desde ese punto de vista podríamos aceptarlo ¡Venga no se hable más! Se hace mucha actividad física.
En la definición aparecen los términos de práctica y entrenamiento. En la F1 actual las prácticas están totalmente prohibidas, así como los entrenamientos están estrictamente limitados. Luego este punto se cumple solo si empezamos con los complejos de Humpty Dumpty y somos muy benévolos con las definiciones ¡Y esto me pone nervioso!
Otro concepto que aparece es la de sujeción a normas. Aquí sí que podríamos escribir durante días sobre las normas en la F1. Podemos resumir que las normas son estrictamente flexibles en función del piloto, escudería, momento del campeonato. Son interpretables y algunas de ellas son directamente obviadas, aunque eso sí, de forma sigilosa, y muchas de ellas cambian en medio de la competición. Luego como resumen podemos decir que no hay normas claras, estables y duraderas en la Formula Uno. Incluso aquellas que pudieran parecerlo, a la siguiente temporada las cambian por mor de que haya más zonas grises donde empantanarnos y crear nuevas (viejas) polémicas, que es lo que realmente genera negocio.
Ya solo nos queda un sustantivo y este es competición. Competir implica contender entre varios para alcanzar un objetivo. En la misma idea está que los competidores deben de tener cierta igualdad, pero eso en la Formula Uno no existe, y además se huye de ello. Imagínense a Sergéi Bubka que en las olimpiadas le obligasen a usar una pértiga de tan solo 2 metros, mientras que a Steven Hooker le permitiesen usar una garrocha de 4 a 5 metros (lo reglamentario actualmente). El genio de Bubka jamás ganaría al norteamericano. Algo similar a eso es lo que ocurre entre Ferrari y HRT. Quizás en otras categorías automovilísticas (como la NASCAR, GP2, etc.) la diferencia en la pértiga es muy pequeña, pero en la F1 es inmensa e insalvable.
Además, de todo lo anterior, está el hecho de que en la F1 se utilizan automóviles. Sí, maquinas, y según la estimación de nuestro insigne ingeniero Villadelprat el 80% del éxito en una carrera se le debe a la maquina, mejor dicho a los ingenieros que diseñaron la maquina, y tan solo un 20% al piloto. Hay que decir que últimamente nuestro ingeniero tiene opiniones muy favorables al lobby inglés y menos independientes de lo que nos tenía acostumbrados (¿Querrá hacerse perdonar pasados pecados para que le dejen entrar en la F1?), pero podemos pensar que son unos números buenos. Personalmente, yo no le daría al piloto más de un 10% en el éxito de una carrera, pero todo el mundo sabe que no soy muy pilotero.
Luego creo que queda patente que la F1 no es un deporte. Entonces … ¿Qué es?
Es un negocio, puro y duro. Las distintas escuderías son pequeñas empresas que buscan aumentar su cuenta de resultados económicos (no necesariamente campeonatos). Por ejemplo Ferrari, lo que ella quiere es vender imagen de lujo, de exclusividad, para vender sus coches, y por eso está en ese espectáculo llamado F1. Lo mismo podríamos decir de McLaren. Mercedes lo que quiere es mostrar que sus coches son buenos, tan buenos como los de los elitistas anteriores, y que con menos dinero puedes comprarte un coche de calle similar a los anteriores (¿Seguro?). Red Bull intenta vendernos agua a precio de oro (es verdad que con un poquito del ácido 2-aminoetanosulfonico, pero solo un poquito), diciendo que la taurina nos hará invencibles (¡No imbéciles!) como sus coches. Al ser un negocio, la empresa es la que manda y hace y deshace como mejor le viene en gana. Se imaginan en un partido que Magic Johnson le quitase las zapatillas a Larry Bird, pues eso es lo que hacen las escuderías las unas a las otras, robarse ingenieros, ideas e incluso pilotos, como hace cualquier empresa.
Los consumidores (aficionados) nos quejamos constantemente de la no claridad en la dirección de la F1, pero es que hay que mirarla como un sector económico cualquiera, y ver en ella a sus empresas. No hay que aplicarles la lógica deportiva, y por lo tanto su espíritu, sino la lógica económica capitalista. Aniquilación de la competencia, obtención de beneficios inmediatos aunque sea a costa del futuro, etc.
Por no torturarles con más argumentos en esta reflexión, analicemos eso que muchos aficionados quieren ver, los adelantamientos ¿Se podría aumentar su número? La respuesta es simple y afirmativa. Lo que hay que hacer a grandes rasgos es quitar aerodinámica y poner motor ¿Y por qué no se hace? Porque la imagen de los grandes equipos es elitista y su comportamiento calca estos estereotipos, y no quieren los grandes ser sorprendidos por los pequeños. La castración de la ingeniería mecánica vino por varias razones. Una de ellas es que los conceptos aerodinámicos son más complejos, y caros, y difíciles de alcanzar. En los años 80 y 90 nuestro anterior presidente, junto con otros señores de la F1, tenía prácticamente la única empresa de construcción de estos artilugios y lo impuso. En este momento la tecnología y las empresas capaces de diseñar y construir un excelente túnel del viento son muchas ¿Y qué está haciendo la F1? Pues disminuir las horas de trabajo en el susodicho túnel, ofertando programas informáticos y nuevas formas de cálculo que en estos momentos son incluso más caras, e inalcanzables económicamente para los equipos pequeños y medianos. Luego la dirección es clara, y es la dictada por cualquier conjunto económico actual, vencer poniéndole trabas en el mercado a las empresas rivales que alcanzan cierto nivel.
Sí, aunque nos duela, muchos hemos puesto nuestro corazón y esperanzas en empresas, y no deportivas. Y su negocio está en que hablemos de ellas (aunque sea mal). La única forma que veo para que no nos destrocen el corazón, tras cada inesperada polémica de todos los domingos, es que nos quitemos el complejo de Humpty Dumty, y seamos tan crueles con ellas, como lo son con nosotros y entre ellas.
15 comentarios:
Ya Fernando dijo en cierta ocasión que ya no consideraba más a la F1 un deporte, pero siempre ha sido así un escaparate para la promoción y alguien que quiere valerse de ello, es, teóricamente, la cumbre de la tecnología, sacabn novedades que luego podríamos ver en los coches de serie y cada quien avanzar según pueda, la relidad es que hay 24 pilotos pero solamente dos o tres, al final compiten,este año son cinco (parecen ser ya que para mí Button noe stá en la pelea) y hablan de un campeonato histórico´. El pasado fin de semana en Bélgica ha sucedido de todo, afortunadamente es un circuito que da juego y gfracias a ello rompe la formación tren de otros circuitos, saludos
Esto dejo de ser un deporte hace muchos años, para convertirse en lo que es ahora, una factoría de generar dinero. ¿Te acuerdas aquel artículo que titulé Juegos de Estadio?
Un saludo.
Hace mucho que sto dejo de ser un deporte para (como dice fitti4652),convertirse en una factoria de hacer pasta.a pesar de ello...me encanta
Los Ferraristas diran que Ferrari vende coches para participar en la F1, pero bueno es lo que les he oido decir.
El mal deportivo, si es que se puede usar esta palabra tras leer tu entrada, es la aerodinamica. Siendo drasticos, apostaria por quitarla toda de un plumazo y volver a los monoplazas de los 60. Motor y mas motor...
De todas maneras, creo que Bernie ha cruzado esa frontera donde el entretenimiento pasa a ser una burla al espectador. Demasiada arbritariedad en las decisiones de la FIA.
Ahora yo te lanzo una pregunta, sin forma de guante blanco, claro esta:
-¿Porque ve usted la formula 1?
Un saludo.
Hola a todos,
Perdonad el retraso pero el trabajo me acucia en estos primeros días de septiembre, espero que llegue pronto la normalidad.
Hola Silvo,
Expresas muy bien mi idea, es un “deporte” de ingenieros que hacen maravillas tecnológicas (o bodrios que no funcionan, da igual), pero con las limitaciones y los atajos de la organización, eso está siendo destruido y la parte económica arrasa.
Hola Fitti4652,
Tienes razón que dejó de ser un deporte, pero es que cada día (cada nuevo reglamento) es más un negocio y menos competición, como ya apuntaste en una entrada histórica tuya (motoresmotor.blogspot.com/2010/04/juegos-de-estadio.html; lo pongo así para que el sistema anti-spam no crea que soy un spammer).
Hola Jaume101,
Nos gusta la F1 por que intentamos olvidarnos de todo lo económico y nos centramos en lo poco que queda de competición (de pilotos o ingenieros, pero lucha en la distancia).
Hola Hierbas,
Tienes razón sobre el comentario de los ferraristas (y me lo han hecho varias veces), pero eso es falso; FIAT, que es la empresa, mantiene a Ferrari abierta (los coches y el equipo de F1) por cuestión de imagen (de lujo, glamur, esas cosas que entienden bien los de publicidad). De hecho, Don Enzo siempre estuvo en contra de unirse (ser engullida) por FIAT, porque temía que llegado el día desapareciese. Y FIAT ya lo ha hecho con otras marcas “antiguas” italianas que han pasado al ostracismo. Yo, la culpa no se la echo a la aerodinámica, si no a la falta de libertad de los ingenieros (¿Te acuerdas los coches antiguos con cachivaches super-extraños, incluso con ventiladores?). Y lo último, yo sigo la F1 porque me gusta esa lucha en primer lugar tecnológica (diseños) que tienen todos en la distancia, y luego el ver como los hombres (pilotos) a veces mejoramos las posibilidades de ese diseño y la mayoría lo cagamos.
Has hecho un análisis muy completo, primo de anónimo. Sólo añadiría un elemento más: todo ese entramado de intereses de las empresas en liza, se ve reforzado por los intereses políticos de algunos, por ejemplo, las ciudades que quieren tener un circuito a cualquier precio, pagar cualquier precio para que vaya allí la F1, conseguir con ello los votos de los ciudadanos a un precio que, desde luego, pagarán esos ciudadanos y todos los demás con sangre, sudor y lágrimas, es decir, con escuelas en barracones, salud bajo mínimos, dependientes sin ayudas, etc, etc. En resumen, que también el elemento político influye en el mantenimiento de ese estado de cosas. Y el aficionado. Y el público en general. En fin.
Saludos cordiales.
Hola Isabel,
Tienes toda la razón y la componente política es muy importante . Hay políticos que por quedarse en la puzolana en un Ferrari son capaces de dejar a sus conciudadanos sin hospitales, ni colegios, ni universidades, pero igual los ciudadanos somos los culpables de eso, cuando después de cuatro años se lo volvemos a permitir.
Saludos
Priman los intereses de las empresas y parece que no es un deporte porque es una máquina de hacer dinero, aunque yo lo sigo viendo como un deporte porque sino es que no estaría aqui viéndola o siguiendola como la sigo. Saludos
Estimada Pro MagicAlonso,
Abstraernos de la parte comercial y centrarnos en lo poco que queda de deporte es lo único que nos permite seguir viéndola, escribiendo y leyendo sobre ella. Pero sería bonito un poquito más de libertad de creación y un poquito menos de normas estúpidas e intereses comerciales.
Saludos
Totalmente de acuerdo contigo Primo de Anónimo. Saludos
Hola Pro Magicalonso,
Me alegra que estemos de acuerdo, pero cuando estés en desacuerdo con mi opinión, también me alegrará que me lo comuniques. En esto estamos (al menos yo) para aprender y la única forma es confrontando tus ideas con los de los demás, para mejorar las tuyas o para directamente acoger las del otro porque son mejores.
Nos leemos
Fantástico análisis que me ha enganchado desde la segunda palabra ("seguro") porque en esta actividad lo último que se está es seguro de nada.
Permíteme el atrevimiento de tomar un atajo: ni deporte ni negocio: espectáculo.
Estamos en el circo romano, con sus aurigas y cuadrigas dando vueltas al coso... la diferencia es que entonces todavía no había nacido Ecclestone... ni el concepto de escudería, y todavía había la idea de honor.
Pero esto no es un mal de la F1, porque si bajamos a lo que conozco y vivo el modelo es idéntico: carreras que se potencias desde las federaciones con monomarcas de motores, ruedas... karts que obtienen milagrosas mejoras de manga a manga (con sólo engrasar el embrague, por ejemplo, pero claro está prohibido aunque todos sabemos que nadie lo mira): y se potencia el transgredir la norma, al que se le aclama como al "más listo" en lugar de expulsarle como el "más tramposo"... y seguiría hasta la infinitud de tantas decepciones propias y ajenas.
Estimado Jon,
Mi intranquiliza lo que me cuentas sobre las categorías inferiores. Iluso de mí, creía que esas categorías había mucha pasión y menos marrullería. Después de lo que me cuentas no sé si ayudar a mi sobrino en su loca idea de conducir un kart. Gracias por la información y si al final sigue esa idea pelegrina ya te iré pidiendo consejo sobre los distintos pasos para al menso divertirnos un poco.
Saludos
Si!!!, merece la pena!!!... no es un camino fácil ni cómodo, pero es realmente apasionante.
Si tu sobrino quiere probar un día y tenéis posibilidades de acercaros a Motorland (además de para ver MotoGP la semana que viene), estaremos encantados de dejarle el kart de Jon y el equipo (único requisito es que le lleguen los pies a los pedales).
Genial!!!, si empieza, vas a ver desde dentro los mismos modelos de la F1.
Hola Jon,
Te tomo la palabra. En estos momentos me es prácticamente imposible acercarme a Alcañiz. Pero cuando estabilice los viajes que tengo, intentaré ir y si podemos coincidir será genial.
Saludos
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