La entrada, que ustedes están leyendo cariñosamente hoy, fue escrita, como todas las que elaboro después de un gran premio, inmediatamente después de la finalización del mismo. De esta manera lo que escribo son las impresiones (y depresiones) que me ha dejado la carrera, sin ser mediatizado por el resto de bloggers. Es verdad que ustedes podrían aseverar que la cadena de televisión verde me está contaminando con sus comentarios (¡Pillines, que no es la cadena erótica de pago!), pero he de decirles que la carrera de los domingos suelo verla en un canal autonómico. Los locutores de la cadena tienen poca experiencia como conductores de este tipo de eventos, y eso hace que sus comentarios sean muy neutros o directamente ridículos.
Ridículo o lo que es lo mismo escaso, extraño, irregular, corto, de poca estimación, extravagante, que hace reír. Bonitos los sinónimos que aparecen en el diccionario de la RAE para esta palabra, pero esa es la sensación que me ha dejado el gran premio de Alemania 2010.
Ferrari ha hecho el ridículo. He de decir que entiendo perfectamente bien las órdenes de equipo. Cuando estas se dieron este año, por ejemplo en McLaren (Button pon el mapa de ahorro de energía, que estamos en crisis y Hamilton tiene que estar delante en Turquía), yo no las critique, eso sí me reí. Cuando Horner utilizo el mismo silogismo y casi acabaron a mamporros sus pilotos, fui de los pocos que estuve con Vettel ¡Señores esto es un negocio! Y la empresa manda. Es más, este tipo de actuaciones son memorables en la F1 (también las hay fuera, como en el rally Dakar del 89 cuando Todt lanzo una moneda al aire para elegir el ganador entre sus dos pilotos Ickx y Vatanen). Podemos recordar el reciente de McLaren con Hamilton y Kovalainen en Alemania 2008 y sobre todo los de Ferrari. Los cambios de posición en este equipo han sido siempre legendarios, como el de Irving-Salo en 1999, Massa-Kimi 2007 y 2008, y el archiconocido de Schumacher-Barrichello en 2002. El de este domingo pasado es uno más en la larga lista de esta escudería.
Pero al mismo tiempo es completamente distinto, porque los comentarios del ingeniero de pista de Massa (Mr. Smedley) fueron ridículos, el primero con el “Alonso es más rápido que tú ¿Te has enterado?” (¡Qué le dejes pasar coñ…!), o el “lo siento” (¡Pero es lo que tienen los contratos!), y para terminar el “!Gran trabajo! Massa ha vuelto, eres magnánimo" (¡Jod…, ahora todos te respetaran en el futuro!) ¿Acaso quieres que sancionen a tú equipo o eres un infiltrado de McLaren?
Las imágenes de il signore Domenicalli cogiendo del brazo a Massa para ¿Tranquilizarlo?, ¿Enseñarle lo que tenía que decir?, ¿Consolarle? Y la foto final, a destiempo, de los tres juntos, como si no hubiese pasado nada. Todo ello fue ridículo ¿Será Domenicalli el manager de Briatore?
¿Hay alguien en Ferrari que piense o es una pregunta ridícula?
La prensa inglesa ya tiene un chivo expiatorio de todos sus males: Ferrari. Y, conociéndola, lo focalizarán todo en Alonso. Esta prensa, que aunque en ciertos sectores españoles se la tiene por muy seria (igual es que, como no la leen a menudo, no se enteran de lo hooligans que son), es muy nacionalista, amarillista y ni cuando se equivoca rectifica; como escribía, esta prensa se va a lanzar contra Alonso de forma inmisericorde. Más aun, si traemos a colación que en una encuesta reciente entre los pilotos actuales ha dado como resultado que: Senna (el tío) es el piloto más valorado, Alonso es el piloto actual más rápido, la mujer más guapa en el entorno de la F1 es una reportera francesa y Hamilton es el piloto más borde, cerdo o malvado (a gusto del lector). Eso es algo intolerable y duele mucho en la prensa sajona (¿Ponemos también a alguien nacional?) y en el pueblo británico ¡Ningún ingles está en la primera posición de algo positivo! Y tratarán de ganar esta guerra de medios e imagen, sea como sea. El paso que darán será presionar a Todt, que con sus antecedentes, tiene las manos atadas y no podrá sancionar a Ferrari. Como consecuencia a partir de ahora hay barra libre para los más tramposos; y ya sabemos quiénes son.
Increíblemente, los grandes perdedores del gran premio de Alemania han sido la gente de Ferrari que lo ganaron. Han intentado ser tan tramposos como otros equipos y no lo han conseguido, por lo que Domenicalli debería dimitir. No han sabido jugar con la presión de los neumáticos, las caídas de pantallas sobre el monoplaza, ni los alerones delanteros del coche de Massa (¡Ni tan siquiera las comunicaciones en inglés!), por lo que Smedley debería dimitir. Massa no ha sabido engañar diciendo que no oía la radio, o simplemente que no entendía el inglés de su ingeniero y seguía en su posición, o disimular un desfallecimiento momentaneo de su coche, por lo que debería dimitir.
¡Todo ridículo! Después de varios años siguen sin haber madurado. Estos hijos de la anterior gente de Ferrari no son capaces de superar su complejo de Edipo y matar (metafóricamente) a la generación anterior. Siguen los pasos que fueron dictados por Todt, Byrne y Brawn sin innovar absolutamente nada. Solo Alonso mató (metafóricamente y en la pista) a la generación anterior (Schumacher). Y como no son capaces de madurar, mi opinión es que, deben ser desplazados por gente madurada en otros lares.
¿Flavio eres ya el jefe?