El viernes 2 de abril de 2010, a las cinco y siete minutos de la tarde, creé la primera entrada de este blog ¿Entienden ahora por qué esta entrada aparece ahora y no antes? Sí, estoy en mi tercer aniversario.
Cuando empecé existía un gran número de blogs sobre F1, muy diferentes los unos de los otros, al igual que los personajes que pululaban por el mundo virtual. Con el transcurso del tiempo muchos de estos insignes blogs han desaparecido o languidecen en la más pura parálisis. Por desgracia, incluso algún buen bloger ya no está con nosotros. Y todo esto me ha hecho reflexionar, no ahora sino desde hace ya unos largos meses, sobre mi cometido aquí. Lo siento es lo que tienen los científicos, se pasan el día interrogándose y poniendo en duda todo … y a todos.
De esta reflexión he concluido que lo que yo pretendía era educar a las nuevas generaciones de aficionados de fórmula uno, enseñarles a comparar matemáticamente los resultados más diversos, a demostrarles que había más de un piloto bueno, y que los más importantes, a la hora de logar grandes resultados, eran los ingenieros (¡Demasiada ambición para un mediocre aficionado!).
¡Bueno! Pues llegado a este punto he de decir que el resultado de mi autoevaluación es negativo. Las nuevas generaciones de F1 son más cazurras que las anteriores, si cabe, pero es que su desprecio por la Historia, la Ciencia o las Matemáticas es imbatible (Y no estoy hablando de esos futuros maestros ¿O quizás sí?). Ante esta perspectiva he de decir que renuncio.
Un buen amigo, hace poco, me dijo que “los tiempos cambian, querido Primo, y quizá sea el momento de asumir con desgana que nos estamos haciendo viejos y que debemos hacernos a un lado”. Y esa es la etapa que comienzo ahora. He visto la bandera azul, y entiendo que hay más jóvenes y rápidos detrás mía.
La sensación de que haga lo que haga no sirve de nada me invade últimamente. Los aficionados, como todos los españoles, han tomado sus banderitas, sus tótems, sus cardenales, sus políticos, y solo buscan la uniformidad del rebaño de ovejas. Y del rebaño solo salen borregos, adoradores de grandes hermanos, adictos del trampolín, esclavos mentales de la consigna del líder o autómatas de la religión.
Lo siento por aquellos que me leían todos los lunes, y por los pocos que comentaban, pero me aburre soberanamente el repetir un curso tras otro lo mismo, sin mover ni una sola conciencia, sin hacer dudar a ningún robot, sin que se encarcele a ningún corrupto.
Tres años son un periodo razonable para darse uno cuenta de las grandezas y las miserias de un proyecto. Y creo que en estos momentos las segundas ganan por dos pit-stops a las primeras, por lo que lo razonable es dimitir. Soy consciente de que nadie, en este bendito país, sabe lo que significa esa palabra. Pero aquellos que bregamos en un mundo globalizado sabemos que no es nada negativo, y solo implica que la diferencia entre la realidad y tu ficción se ha hecho innegociable. Y hasta que es gap no se aminore lo mejor es dedicarse a otra cosa. Volveré a recalcularlo todo en el túnel del viento y puede que haga algún filming day, pero me siento muy williamsiano, y por lo tanto totalmente prescindible.
Ha sido un placer escribir para ustedes todos los lunes durante estos años, y confió, que llegado el momento, nos volvamos a reencontrar, aquí o en otro circuito. Hasta entonces un fuerte abrazo a todos.